Es simple y contractual, pero ortodoxamente real.
No quiero nada más, nada más porque, sencillamente, nada más hay...
He mirado por la ventana una y otra vez, sin la necesidad
de encontrar respuestas, soluciones, salidas. He estado en la
complicidad con mis deseos más latentes. Hemos compartido
momentos indescriptibles y los entiendo, los respeto, incluso
me gustaría corresponderlos, pero, insisto, no quiero nada más.
Libertad, pasión, belleza en la simpleza, viento revolviendo mi cabello,
mejillas consternadas ante un sol inofensivo, manos, pies y todo un cuerpo
extasiado en los anhelos de un corazón, pero, todo tiene el mismo fin ... nada más hay,
no existe algo sobre la Tierra ni fuera de ella, capaz de satisfacer
todo lo que en mí abunda; es que sinceramente no quiero nada más.
Querer ser cada día mejor en lo que mejor haces, no significa nada.
Querer conquistar nuevos caminos, nada es.
Anhelar lo que pueda cambiar tu vida, se olvida.
Anhelar distancias de lo cotidiano se torna oscuro cada vez más.
Desear que las miradas de siempre sean las correctas y cada día mejor no sirve.
Desear ser un Yo, correcto, apasionado y feliz, no lleva a donde tenemos que llegar.
Poder sentirse pleno, necesitado,siempre, de algo más, completo y sin fronteras, se resuelve en
ese deseo, el deseo de amarlo, corresponderlo y servirlo...
No es lo que yo quiera o anhele, es sólo lo que él desea para mí.
Lo diré otra vez, la última vez, no hay nada más!
simple y contractualmente, rendir el corazón y disponerlo en Adoración genuina. A la Exaltación sincera
y al Clamor desesperado.
Para reconocer que él tiene el control y sabe lo que fue, es, está y será MEJOR.
Mi deseo es caminar en tus deseos!
24.6.11
12.6.11
¿Hasta cuándo seré niño?
Cada vez que miro a un niño percibo y comprendo la abundancia de inocencia en su alma y mente; es más, me deleito en observar sus sonrisas, sus gestos y la energía que desbordan en cada uno de sus movimientos.
Sin embargo, hoy ha sido diferente. Hoy, más allá de disfrutar y entender, he logrado 're-conocer' una verdad que muchas veces esquivamos y ha sido gracias a Pollito*, puesto que en una de esas tantas conversaciones que sostenemos entre el mayor y el menor de los hermanos me ha hecho la pregunta que me hizo reflexionar acerca de este axioma que es tan relevante para el bienestar de nuestros deseos más latentes: Me dijo: Tan, ¿Hasta cuando seré un niño?. Díganme si acaso estas palabras no logran hacernos meditar... Ah! ¿Cuál es este axioma?, ¿A qué me refiero cuando digo 'una verdad' ?
El punto es que jamás dejemos de ser como niños.
Nunca permitamos que nuestra mente se sienta capaz de resolver los problemas y tomar decisiones sin pensar al menos un minuto como infantes. Evitar, por todos los medios, que el corazón se auto-faculte de autoridad para creer en la madurez de su actuar, sino, poder, a través de la inocencia y la "destreza infantil", compactar cada situación y, potencialmente, simplificarlas con el fin de sentir que la etapa a la que nadie quiere escapar es la Niñez, porque, No por nada Dios nos llama hijitos y/o la niña de sus ojos. No por nada Jesús prescribía: Dejad que los niños vengan a mí. Entonces, más intensa se hace mi cavilación, pues, explícitamente él continuaba compartiendo: porque de los tales es el reino de los cielos.
Por lo tanto, anhelo ser como un niño. En mis decisiones diarias, en cada vereda de la vida y enfrentar el mundo, desconociendo la maldad, la mentira y la angustia que en él abundan. Asimismo ir siempre ante Dios de la misma forma, necesitado de enseñanza y lleno de inocencia. Rebosado de energía. Completamente extasiado de simpleza en mi actuar, pensar y hablar...
¿Cuál es tu mayor miedo en la vida? Si bien, junto a Dios nada he de temer. Sólo aspiro a ser como un niño. Es mi deseo. ¿Hasta cuándo? Para siempre. ¿Con qué fin? Con el que Dios prepara cada día para mis pasos. ¿Dónde? Aquí, ahora. Allá, mañana.
Dónde tú quieras enviarme, Papá.
*Pollito: Javito, mi hermano de 8 años. (no el de la imagen )
Sin embargo, hoy ha sido diferente. Hoy, más allá de disfrutar y entender, he logrado 're-conocer' una verdad que muchas veces esquivamos y ha sido gracias a Pollito*, puesto que en una de esas tantas conversaciones que sostenemos entre el mayor y el menor de los hermanos me ha hecho la pregunta que me hizo reflexionar acerca de este axioma que es tan relevante para el bienestar de nuestros deseos más latentes: Me dijo: Tan, ¿Hasta cuando seré un niño?. Díganme si acaso estas palabras no logran hacernos meditar... Ah! ¿Cuál es este axioma?, ¿A qué me refiero cuando digo 'una verdad' ?
El punto es que jamás dejemos de ser como niños.
Nunca permitamos que nuestra mente se sienta capaz de resolver los problemas y tomar decisiones sin pensar al menos un minuto como infantes. Evitar, por todos los medios, que el corazón se auto-faculte de autoridad para creer en la madurez de su actuar, sino, poder, a través de la inocencia y la "destreza infantil", compactar cada situación y, potencialmente, simplificarlas con el fin de sentir que la etapa a la que nadie quiere escapar es la Niñez, porque, No por nada Dios nos llama hijitos y/o la niña de sus ojos. No por nada Jesús prescribía: Dejad que los niños vengan a mí. Entonces, más intensa se hace mi cavilación, pues, explícitamente él continuaba compartiendo: porque de los tales es el reino de los cielos.
Por lo tanto, anhelo ser como un niño. En mis decisiones diarias, en cada vereda de la vida y enfrentar el mundo, desconociendo la maldad, la mentira y la angustia que en él abundan. Asimismo ir siempre ante Dios de la misma forma, necesitado de enseñanza y lleno de inocencia. Rebosado de energía. Completamente extasiado de simpleza en mi actuar, pensar y hablar...
¿Cuál es tu mayor miedo en la vida? Si bien, junto a Dios nada he de temer. Sólo aspiro a ser como un niño. Es mi deseo. ¿Hasta cuándo? Para siempre. ¿Con qué fin? Con el que Dios prepara cada día para mis pasos. ¿Dónde? Aquí, ahora. Allá, mañana.
Dónde tú quieras enviarme, Papá.
*Pollito: Javito, mi hermano de 8 años. (no el de la imagen )
Suscribirse a:
Entradas (Atom)