12.6.11

¿Hasta cuándo seré niño?

Cada vez que miro a un niño percibo y comprendo la abundancia de inocencia en su alma y mente; es más, me deleito en observar sus sonrisas, sus gestos y la energía que desbordan en cada uno de sus movimientos.
Sin embargo, hoy ha sido diferente. Hoy, más allá de disfrutar y entender, he logrado 're-conocer' una verdad que muchas veces esquivamos y ha sido gracias a Pollito*, puesto que en una de esas tantas conversaciones que  sostenemos entre el mayor y el menor de los hermanos me ha hecho la pregunta que me hizo reflexionar acerca de este axioma que es tan relevante para el bienestar de nuestros deseos más latentes: Me dijo: Tan, ¿Hasta cuando seré un niño?. Díganme si acaso estas palabras no logran hacernos meditar... Ah! ¿Cuál es este axioma?, ¿A qué me refiero cuando digo 'una verdad' ? 
El punto es que jamás dejemos de ser como niños. 
Nunca permitamos que nuestra mente se sienta capaz de resolver los problemas  y tomar decisiones sin pensar al menos un minuto como infantes. Evitar, por todos los medios, que el corazón se auto-faculte de autoridad para creer en la madurez de su actuar, sino, poder, a través de la inocencia y la "destreza infantil", compactar cada situación y, potencialmente, simplificarlas con el fin de sentir que la etapa a la que nadie quiere escapar es la Niñez, porque, No por nada Dios nos llama hijitos y/o la niña de sus ojos. No por nada Jesús prescribía: Dejad que los niños vengan a mí. Entonces, más intensa se hace mi cavilación, pues, explícitamente él continuaba compartiendo: porque de los tales es el reino de los cielos.
Por lo tanto, anhelo ser como un niño. En mis decisiones diarias, en cada vereda de la vida y enfrentar el mundo, desconociendo la maldad, la mentira y la angustia que en él abundan. Asimismo ir siempre ante Dios de la misma forma, necesitado de enseñanza y lleno de inocencia. Rebosado de energía. Completamente extasiado de simpleza en mi actuar, pensar y hablar...


¿Cuál es tu mayor miedo en la vida? Si bien, junto a Dios nada he de temer. Sólo aspiro a ser como un niño. Es mi deseo. ¿Hasta cuándo? Para siempre. ¿Con qué fin? Con el que Dios prepara cada día para mis pasos. ¿Dónde? Aquí, ahora. Allá, mañana. 
Dónde tú quieras enviarme, Papá.



*Pollito: Javito, mi hermano de 8 años. (no el de la imagen )

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