Es triste verte caminar de espaldas a mis ojos.
Es triste sentir lejos tu olor, tu color y tu calor.
Es triste seguir el camino sin tu mano entrelazada a mis dedos.
Es triste mirar por la ventana sin que estés revolviendo mi pelo.
Es triste tener en mis oídos el último susurro de tu boca diciendo te quiero y limitar mi grito amoroso al silencio.
Es triste recorrer kilómetros sin tu risa deshaciendo mi apagada e irritante mirada.
Es triste completar el viaje sólo junto a mi música necesitando tu abrazo.
Es triste llegar a casa con el sentimiento de que pudo ser, por lo menos, un minuto más.
Es triste caer en la paz de mi habitación sin la abundante energía que desbordas y tienes para entregar.
Es triste no tenerte en este momento. Aquí. Ahora junto a mí, diciendo te quiero, sintiendo como late mi corazón cuando estás más cerca. Besándome.
Mas, toda esta tristeza, todas aquellas emociones y sensaciones se hacen nada ante la felicidad del porvenir.
Ante la alegría que provoca el saber que saldrá el sol y veré tus dulces ojos, tu desinhibido caminar y podré sentir el calor de tus brazos nuevamente.
Un te extraño sólo es placentero cuando sé que mañana empieza otra vez y en mi sinfonía progresas y te mueves con libertad; disfrutando de nuestra mutua, agradable y sin medida compañía.
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