9.11.11

Una vida!

Una vez más, una nueva oportunidad. Me has vuelto a regalar los boletos hacia nuestra initimidad y aquí me tienes nuevamente, en el punto de partida y llegada habitual, aquel que comienza con anhelos y termina con pasión, dando locas vueltas, cautivado ante la majestad de tu ternura y la eternidad de tu hermosura.

Eres completamente tú. Nadie logra inclinar su oído tal cual lo haces. Sólo tú puedes mirar mi interior con tanta prudencia, sabiduría, paciencia e intensidad.
Me llevas y me traes sin importar los secretos que revolotean a nuestro deredor, despreocupándome de todo lo que está cerca y garantizándome sorpesas irreproducibles, sorpresas refrescantemente ciertas.

Sé que es el tiempo, me lo refriegas en el rostro, me lo repites cada vez que puedes y se lo dices a cuanto corazón está dispuesto a  ir.
No me haré el sordo ni escaparé tal cual Jonás, sólo esperaré en ti, en las necesidades de tu reino y en los propósitos de tu interior.

Me siento desesperadamente cerca tuyo y lo más placentero es que no es suficiente: Espíritu Santo, quiero ser tu amigo, conocerte, amarte y hacerte sonreir. Tu sola presencia perfecciona mi levantar y mi andar. Junto a ti puedo vivir libre y confiado.

Eres el aire, la naturaleza;
eres la vida en toda su belleza.
Tienes mi corazón y
te adoraré con mi clamor,
apasionados tú y yo,
como un sólo esplendor.
Veré tu luz y tú serás mi sol
Corresponderé tus caminos
y seré tu hijo, tu amigo.
Me llevarás al cielo en la búsqueda
de melodias celestiales
y acá, en la Tierra, danzarás
junto a todo el que te alabe.

Tu reino está aquí y ahora
tal como con David,
en el alba y en la aurora.
Mis sueños y mi tiempo
son parte de tu ser
en la tarde, en el día,
cuando amanece y
al anochecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario